Los ciegos ante el ser trascendente

“Los ciegos para el Ser pasan, incluso, por ser los únicos que ven de verdad.”
Martin Heidegger

martes, 10 de noviembre de 2009

Somos mónadas comunicadas por dentro con el resto de la realidad



Nuestra identidad es tal y tiene tal fusión inseparable con el aspecto ético que ello se manifiesta en todas las partes de la estructura humana. Por ejemplo, la necesidad de la sabiduría de "visión" mental y visión espiritual; la necesidad del conocimiento en todos los sentidos posibles, se fundamenta en la absoluta imposibilidad de obrar conscientemente sin antes "ver" qué se hace. Es previo el saber frente al obrar. Y en ese saber previo al obrar no puede faltar el saber referente a las consecuencias destructivas o constructivas de lo que hacemos.

Por otra parte, en línea con la filosofía husserliana, estamos en la absoluta imposibilidad de salir de nosotros mismos. Incluso cuando percibimos lo que nos trasciende: los demás entes materiales, los pertenecientes a los reinos vegetal y animal, las personas -en la captación a distintos niveles que tenemos de ellas, desde lo físico hasta la cualidad de eso que llamamos alma- también en la percepción de presencias espirituales de gran altura que podemos intuir; en todo, repito, lo que nos trasciende cuando es captado por nuestra mente, se da y no puede darse sino dentro de nuestra consciencia. Nunca salimos en realidad de nosotros mismos. Somos mónadas en el sentido leibniziano, pero mónadas de consciencia comunicadas con el resto de mónadas y con el mundo que nos rodea y nos contiene con todos sus seres.

Sin embargo, la retícula de comunicación con el resto de las consciencias y de los seres es preciso mantenerla limpia de prejuicios, limpia de errores, limpia de reductivismos pseudo-científico-positivistas, de fronteras de odio y de exclusiones donde somos los perfectos y los mejores y se excluye a los demás como menos humanos, menos buenos, menos perfectos, menos sinceros, menos claros en las intenciones. Si esto no se hace así, la comunicación con otros seres se distorsiona. De este modo, identidad y ética se manifiestan de nuevo de la mano en un binomio indestructible.

Juan Dianes.