Los ciegos ante el ser trascendente

“Los ciegos para el Ser pasan, incluso, por ser los únicos que ven de verdad.”
Martin Heidegger

sábado, 10 de febrero de 2007

Las Tres Líneas del Trabajo. El Recuerdo de Sí.

El Trabajo afirma: IDEA-TRABAJO

Hay tres líneas de Trabajo —el Trabajo sobre sí mismo, el Trabajo en relación con los otros y uno mismo, y el Trabajo en conexión con el Trabajo mismo y uno mismo en relación con él.
(Maurice Nicoll, Comentarios Psicológicos sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky, Tomo III)

En este aspecto a tratar, quiero centrarme sobre la Primera Línea del Trabajo sobre sí mismo. Pero ello está tan íntimamente ligado a las otras dos líneas, que es necesario explicitar las tres, antes de ser capaces de enunciar algo con sentido sobre la Primera Línea.

Como decimos, la Primera Línea de Trabajo es el Trabajo sobre sí mismo. Lo primero a tener en cuenta es que si una persona no cumple las tareas del trabajo sobre sí, la Segunda Línea de Trabajo seguirá siendo para ella algo teórico que no dará ningún fruto. Será algo absolutamente inútil para ella y ella misma se convertirá en un elemento de distorsión para los demás elementos del grupo de Trabajo.

El trabajo sobre sí se compone de todo lo esencial del mismo en la práctica (o para practicar) y es el punto de partida absolutamente necesario para el que quiere recorrer la senda del desarrollo interior por el método del Cuarto Camino que Gurdjieff trajo a Occidente.

Si una persona no practica la consideración externa (tratar de considerar a los demás y comprenderlos en sus circunstancias personales como se comprendería a sí misma en esas circunstancias), si está continuamente haciendo consideración interior (pensando y llevando cuentas de las ofensas o supuestas ofensas que los demás le infringen) no será capaz de trabajar en conexión con los otros en un grupo y, por supuesto, no será capaz de ser en la vida un buen Maestro de Casa o persona eficiente que cumple sus deberes cabalmente.

A este respecto nos advierte Nicoll, en el tomo III de sus Comentarios Psicológicos, que el trabajo en la Segunda Línea: “exige consideración externa— es decir, ponerse en la situación de los otros. El Trabajo sobre sí nos ayuda a aprender de qué modo se puede vivir más conscientemente en las cuestiones cotidianas. Por regla general nos identificamos a tal punto que terminamos el día en el lado deudor. Todas las cosas "salieron mal" y todo el día estuvo de mal humor. Esto es, la vida lo ha conquistado a todo lo largo del día y eventualmente le ha extraído toda la fuerza consciente que hubiera podido tener. Le ha quitado y en cambio no le ha dado nada. Ya habrán comprendido, ustedes, que es preciso encontrar algo que impida ese drenaje producido por los aconteceres diarios de nuestra existencia mediante el iden­tificarse y el considerar.”

En efecto, la enseñanza del Trabajo afirma en el tema de la mecanicidad que mientras permanezcamos en ella la fuerza de que disponemos (que es reserva de la conseguida durante el sueño) nos será extraída continuamente por factores de la mecanicidad del hombre nº 1, 2 y 3 tales como las preocupaciones, la ansiedad, la negatividad en nuestra imaginación y pensamiento y por el fenómeno de la identificación que nos hace perder la consciencia de nosotros mismos, la imparcialidad y, en definitiva, la bendición que supone el Recuerdo de Sí: “Así el Trabajo en­seña al principio: "Un hombre debe recordarse a sí mismo." ¿Por qué? Porque si cada cual se recuerda a sí mismo, detiene ese terrible drenaje de fuerza que tiene lugar debido al continuo identificarse […] Les aseguro que todos nosotros somos así. Hacemos, debido a este acostumbrado identificarse y de este modo la falta de Recuerdo de Sí —hacemos, digo, las cosas más triviales y estúpidas como si tuviesen enorme importancia y por tanto padecemos esta grave en­fermedad, este mal de la humanidad dormida, que el Trabajo diagnostica como el Identificarse. El señor Gurdjieff decía que era la peor enfermedad del planeta. Y, como es sabido, el sistema del Trabajo explica que cuando un hombre o una mujer se identifica por completo está dormido y en una con­dición de hipnosis y así es usado por los dos pastores de ovejas que controlan para sus propios fines la terminal Tierra-Luna —a saber, carne y lana—. Así las guerras, las revoluciones, las epidemias prosiguen —excelente oportunidad para obtener mucha carne y lana—. Ahora, bien, una de las principales ideas de las "buenas nuevas", como Gurdjieff llamaba el Trabajo que introdujo en Occidente, es la posibilidad que tiene el hombre de despertar, separarse del hipnotismo Tierra-Luna. ¿Cómo? Por un acto interior llamado Recuerdo de Sí." (Obra citada, Tomo III).

El recuerdo de Sí, llamado también el “Primer Choque Consciente” es el centro y corazón de la enseñanza del Cuarto Camino como la primera gran consecución a realizar. Luego le siguen otras etapas simbolizadas en lo que se denomina el “Segundo Choque Consciente” o despertar del Centro Emocional Superior que es el supremo objetivo del Trabajo.

Pero para la consecución del “Primer Choque Consciente” es necesario lo que el Trabajo enseña sobre: “la observación de sí, la no consideración, la no identificación, la no auto-justificación, la no auto-compasión, el no abandonarse a las emociones negativas sin lucha alguna, el no creer en los pensamientos que se presentan en los estados negativos, el no permitir que uno se mienta a sí mismo, el no vivir en retratos de sí, y ciento y una otras cosas que hemos estudiado durante todos estos años en este sistema. Pero lo más importante es el Recuerdo de Sí. Si prescindimos del Recuerdo de Sí, prescindimos del verdadero acto psíquico, ejecutamos internamente, que constituye el Primer Choque Consciente. Es mediante el Primer Choque Consciente como nos apartamos del extraño sueño hipnótico de la humanidad sobre la Tierra.

Este es el corazón y la sustancia de las "buenas nuevas" aportadas por Gurdjieff a Occidente —y Gurdjieff lo llamaba el "cristianismo esotérico"—.” (Obra citada, Tomo III).

Respecto del “Primer Choque Consciente” Gurdjieff enseñó que es necesario darlo en el lugar de las “impresiones entrantes” en la máquina humana. Enseñó que el hombre, la mujer, no digieren el alimento de las impresiones. Hemos de decir que el alimento aire se digiere por un estómago: los pulmones. El alimento ordinario (los líquidos y sólidos que comemos) son digeridos por el estómago ordinario, pero para digerir las impresiones que entran por los órganos de los sentidos debe­mos crear un estómago dentro -en el piso superior de esta llamada “máquina humana” por Gurdjieff- que es nuestro cuerpo físico: “¿Cómo se puede "digerir" la vista de una persona que nos es antipática? ¿Acaso todas las personas que conocemos no son impresiones que se reci­ben? El Trabajo enseña que a la máquina humana se le da un choque mecá­nico llamado respiración. Enseña luego que es posible dar a la máquina hu­mana donde vivimos, alimentada por los tres alimentos, primero el alimento ordinario, segundo el alimento del aire y tercero el alimento de las impre­siones, cierto choque que no es dado mecánicamente. Este choque sólo es dado conscientemente. Así es llamado el Primer Choque Consciente. Y, como dije, es este Primer Choque Consciente lo que distingue al hombre inmerso en la vida, dominado por las influencias hipnóticas de la vida, del hombre que se separa del sueño hipnótico y va hacia la Humanidad Consciente, a la cual Cristo denomina el Reino de los Cielos. Así cabe decir a modo de co­mentario que existen los que viven mecánicamente, sólo ayudados por el cho­que mecánico del aire, y los que se dan el Primer Choque Consciente. ¿No ven que los últimos son diferentes de los primeros? La máquina humana puede vivir muy bien sin que se le dé el Primer Choque Consciente. Enton­ces sirve a la Naturaleza y a los propósitos de la terminal Tierra-Luna. Pero el Hombre fue creado como un organismo auto-desarrollante. Fue creado no sólo para servir a la Naturaleza, sino para servir a otro orden de leyes, de las cuales se habla en cada página de los Evangelios. Fue creado con la posibi­lidad de recordarse a sí mismo —esto es, de darse el Primer Choque Cons­ciente—.” (Obra citada, Tomo III).

En definitiva, la enseñanza del Trabajo es extensa y guarda una estrechísima conexión en todas sus partes. Es una enseñanza para practicarla y vivirla como único modo de experimentar lo que dice.

El “Primer Choque Consciente” no está sino apenas esbozado. El Trabajo en su primera Línea, igualmente; lo trataremos de desarrollar en artículos posteriores. Pero lo dicho puede ir ayudando a todo aquel que se quiera interesar por este maravilloso método de Desarrollo interior. Maravilloso y que requiere esfuerzo, valentía y constancia; no apto para los débiles o para los que están contentos sólo con lo que tienen en la vida.

Terminemos con unas palabras de Nicoll: “Pero si alguien quiere ver, formular, comprender y visualizar mentalmente de qué trata el Trabajo, todo cuanto se dijo anteriormente puede ayudarlo en los momentos en que se olvida todo y cae en el sueño. La mente puede en­tonces ayudarlo —pero sólo si ha registrado la fuerza, el plan general, y en verdad el meollo mismo del Trabajo en su memoria. Si el Trabajo sigue siendo algo escrito en un pizarrón y no en nuestros pensamientos más íntimos, entonces nada podrá ayudamos. Nos pasaremos la vida buscando un pizarrón más grande.” (Obra citada, Tomo III).