
Capítulo III
Los Planos de la Naturaleza
Para estudiar las operaciones del karma, según la norma indicada por el Maestro, hemos de tener claro concepto de los tres planos o mundos inferiores del universo o de la Naturaleza, y de los Principios (1) con ellos relacionados. Los nombres que se les dan indican el estado de conciencia en ellos actuante.
Puede ayudamos a la comprensión un diagrama de los planos con los Principios correspondientes, y con los vehículos en que una entidad consciente es capaz de actuar en ellos. El Ocultismo práctico le enseña al estudiante a visitar dichos planos, y por medio de su propia investigación transmutar la teoría en positivo conocimiento.
El vehículo inferior, el cuerpo denso, le sirve a la conciencia para actuar en el mundo físico, y en este mundo queda limitada la conciencia por las capacidades del cerebro. El término "cuerpo sutil" denota las modalidades del cuerpo astral correspondientes a las diversas condiciones del complicado mundo psíquico.
En el mundo o plano devachánico hay dos niveles distintamente definidos: el rúpico o con forma y el arrúpico o sin forma. En el nivel inferior, la conciencia se vale de un cuerpo artificial, el mayavirrupa; pero conviene mejor el término cuerpo mental, porque denota que su materia constituyente pertenece al plano manásico. En el nivel superior, la conciencia se vale del cuerpo causal. Del plano búdico no hay necesidad de tratar.
La materia de estos planos no está en el mismo grado de vibración; y en general, la de cada uno de ellos es más densa que la del inmediatamente superior, de conformidad con la Naturaleza, pues la involución o curso descendente de la evolución procede de lo rarificado a lo denso, de lo sutil a lo grosero. Además, numerosas jerarquías de seres habitan en estos planos, desde las superiores Inteligencias del mundo espiritual hasta los ínfimos elementales subconscientes del mundo físico.
En todos los mundos, el espíritu y la materia están entre fundidos, de suerte que cada partícula tiene por cuerpo la materia y el espíritu es su vida. Todas las independientes agregaciones de partículas, toda separada forma de cualquier tipo, clase y especie están animadas por dichos seres vivientes cuyo grado corresponde al de la forma. No hay forma alguna que no esté así animada; pero la animadora entidad puede ser una elevada Inteligencia, un ínfimo Elemental o cualquiera entidad de las innumerables huestes existentes entre ambos extremos.
Las entidades de que principalmente vamos a tratar ahora son las del plano psíquico, llamado también mundo o plano astral, pues proporcionan al hombre el cuerpo de deseos o cuerpo de sensación y vivifican los sentidos astrales. Son estas entidades los elementales de la forma del mundo animal, llamados en sánscrito rupa devatas, que motivan la transmutación de las vibraciones en sensaciones.
La más notable característica de los elementales kámicos es la sensación o facultad de percibir y responder a las vibraciones; y en el plano astral abundan dichas entidades, de diversos grados de conciencia, que reciben toda clase de impresiones y las transmutan en sensaciones. Así pues, todo ser que posea un cuerpo en el cual residan estos elementales, será capaz de sentir, y el hombre siente por medio de un tal cuerpo. El hombre no es consciente de las partículas de su cuerpo físico ni tampoco de sus células, que tienen conciencia propia y llevan a cabo los procesos de la vida vegetativa; pero el individuo cuyo cuerpo físico constituyen dichas células no participa de su conciencia, ni las ayuda ni las estorba en su trabajo fisiológico de asimilación y desasimilación ni en ningún caso podría identificar su conciencia con la de una célula de su corazón, para saber exactamente cómo opera.
La conciencia del hombre actúa normalmente en el plano psíquico, y aun en las regiones superiores de este plano, la mente humana funciona entremezclada con kama, pues en el plano psíquico o astral no puede actuar la mente pura. El plano psíquico o astral está henchido de elementales análogos a los que construyen el cuerpo astral del hombre y de los animales. Por medio del cuerpo astral se relaciona el hombre con los elementales del deseo y con los objetos exteriores que le inspiran atracción o repulsión. Por medio de su voluntad, sus emociones y deseos influye el hombre en los elementales que responden sensorialmente a todos los estremecimientos emotivos que emite en todas direcciones. El cuerpo astral del hombre funciona como un instrumento que transmuta en sensaciones las vibraciones procedentes del exterior, y en vibraciones los sentimientos procedentes del interior.
Puede ayudamos a la comprensión un diagrama de los planos con los Principios correspondientes, y con los vehículos en que una entidad consciente es capaz de actuar en ellos. El Ocultismo práctico le enseña al estudiante a visitar dichos planos, y por medio de su propia investigación transmutar la teoría en positivo conocimiento.
El vehículo inferior, el cuerpo denso, le sirve a la conciencia para actuar en el mundo físico, y en este mundo queda limitada la conciencia por las capacidades del cerebro. El término "cuerpo sutil" denota las modalidades del cuerpo astral correspondientes a las diversas condiciones del complicado mundo psíquico.
En el mundo o plano devachánico hay dos niveles distintamente definidos: el rúpico o con forma y el arrúpico o sin forma. En el nivel inferior, la conciencia se vale de un cuerpo artificial, el mayavirrupa; pero conviene mejor el término cuerpo mental, porque denota que su materia constituyente pertenece al plano manásico. En el nivel superior, la conciencia se vale del cuerpo causal. Del plano búdico no hay necesidad de tratar.
La materia de estos planos no está en el mismo grado de vibración; y en general, la de cada uno de ellos es más densa que la del inmediatamente superior, de conformidad con la Naturaleza, pues la involución o curso descendente de la evolución procede de lo rarificado a lo denso, de lo sutil a lo grosero. Además, numerosas jerarquías de seres habitan en estos planos, desde las superiores Inteligencias del mundo espiritual hasta los ínfimos elementales subconscientes del mundo físico.
En todos los mundos, el espíritu y la materia están entre fundidos, de suerte que cada partícula tiene por cuerpo la materia y el espíritu es su vida. Todas las independientes agregaciones de partículas, toda separada forma de cualquier tipo, clase y especie están animadas por dichos seres vivientes cuyo grado corresponde al de la forma. No hay forma alguna que no esté así animada; pero la animadora entidad puede ser una elevada Inteligencia, un ínfimo Elemental o cualquiera entidad de las innumerables huestes existentes entre ambos extremos.
Las entidades de que principalmente vamos a tratar ahora son las del plano psíquico, llamado también mundo o plano astral, pues proporcionan al hombre el cuerpo de deseos o cuerpo de sensación y vivifican los sentidos astrales. Son estas entidades los elementales de la forma del mundo animal, llamados en sánscrito rupa devatas, que motivan la transmutación de las vibraciones en sensaciones.
La más notable característica de los elementales kámicos es la sensación o facultad de percibir y responder a las vibraciones; y en el plano astral abundan dichas entidades, de diversos grados de conciencia, que reciben toda clase de impresiones y las transmutan en sensaciones. Así pues, todo ser que posea un cuerpo en el cual residan estos elementales, será capaz de sentir, y el hombre siente por medio de un tal cuerpo. El hombre no es consciente de las partículas de su cuerpo físico ni tampoco de sus células, que tienen conciencia propia y llevan a cabo los procesos de la vida vegetativa; pero el individuo cuyo cuerpo físico constituyen dichas células no participa de su conciencia, ni las ayuda ni las estorba en su trabajo fisiológico de asimilación y desasimilación ni en ningún caso podría identificar su conciencia con la de una célula de su corazón, para saber exactamente cómo opera.
La conciencia del hombre actúa normalmente en el plano psíquico, y aun en las regiones superiores de este plano, la mente humana funciona entremezclada con kama, pues en el plano psíquico o astral no puede actuar la mente pura. El plano psíquico o astral está henchido de elementales análogos a los que construyen el cuerpo astral del hombre y de los animales. Por medio del cuerpo astral se relaciona el hombre con los elementales del deseo y con los objetos exteriores que le inspiran atracción o repulsión. Por medio de su voluntad, sus emociones y deseos influye el hombre en los elementales que responden sensorialmente a todos los estremecimientos emotivos que emite en todas direcciones. El cuerpo astral del hombre funciona como un instrumento que transmuta en sensaciones las vibraciones procedentes del exterior, y en vibraciones los sentimientos procedentes del interior.
(1) Véase el Manual Teosófico de la misma autora.