Los ciegos ante el ser trascendente

“Los ciegos para el Ser pasan, incluso, por ser los únicos que ven de verdad.”
Martin Heidegger

domingo, 28 de junio de 2009

El desarrollo del Ego y sus etapas


El desarrollo del Ego o Alma humana es un tema que a nivel esotérico involucra una enorme complejidad. Cualquier lectura del libro Tratado sobre Fuego Cósmico de Alice Bailey (El Tibetano), por esotéricamente superficial que sea, nos muestra que para comprender a fondo esta evolución es necesario comprender al propio tiempo la evolución del sistema solar (donde evoluciona nuestro Logos Solar) y la evolución de los propios esquemas planetarios que componen nuestro sistema solar. El motivo es que todas ellas se realizan en íntima conexión y la energía de conciencia y sus expansiones experimentadas por el Logos Solar y por nuestro Logos Planetario (y el resto de Logos Planetarios) se dan al propio tiempo que las expansiones de conciencia de los Egos que evolucionamos dentro de estas vidas en las cuales "nos movemos, existimos y tenemos nuestro ser".





Al propio tiempo existe una íntima conexión entre estas tres evoluciones y la correspondiente evolución de los Devas (ángeles) solares y lunares (no puedo extenderme aquí sobre este profundo tema tampoco). Por tanto, sólo pretendo con estos comentarios hacer ver la profundidad y maravillosa luz y verdad que se obtiene al comprender estas cuestiones, aunque sea en una mínima parte.




Sin embargo al ser el Tratado sobre Fuego Cósmico una obra superior y de lectura posterior, comenzaré exponiendo unos fragmentos tomados de la Sicología Esotérica, obra del mismo autor. Esperemos que logre arrojar alguna luz sobre estos trascendentales temas esotéricos.

1. LAS TRES ETAPAS DEL DESARROLLO DEL EGO. (Alice Bailey, Sicología Esotérica II. Tratado Sobre los Siete Rayos, pp. 21).

"Debemos recordar constantemente las siguientes afirmaciones. La personalidad es una triple combinación de fuerzas que impresionan y controlan totalmente el cuarto aspecto de la personalidad, el cuerpo físico denso. Las tres clases de energía de la personalidad son el cuerpo etérico, vehículo de la energía vital, el cuerpo astral, vehículo de la energía de la sensación o fuerza sensoria, y el cuerpo mental, vehículo de la inteligente energía de la voluntad, destinado a ser el aspecto creador dominante. La ciencia cristiana ha puesto el énfasis en esta verdad. Dichas fuerzas constituyen el hombre inferior."

Comentario
: Forma parte de las enseñanzas teosóficas la existencia de estos tres cuerpos inferiores. Existen también tres superiores si dividimos el cuerpo mental en inferior y superior. Los tres cuerpos superiores que componen el ego son: Manas Superior (Mente superior), Buddi (Sabiduría amorosa) y Atma (Voluntad espiritual). Los tres inferiores, a su vez, junto con el cuerpo físico denso, forman lo que se llama el Cuaternario Inferior o Personalidad. También el Cuaternario inferior es llamado Personalidad en el Cuarto Camino de Gurdjieff, en oposición a la Esencia, que correspondería al ego o Angel Solar de la Sabiduría Arcana transmitida por A. Bailey (El Tibetano).


Lo esencial a destacar es que estos cuerpos inferiores deben unificarse y actuar de modo sintético antes de poder ponerse bajo la luz o control del Angel Solar, ego o Yo Superior. Mientras somos un conjunto de yoes en desorden (Cuarto Camino) que reponden sólo a los dictados del cuerpo denso o del cuerpo de deseos, nada se puede adelantar en el camino de la evolución interior.

"El ángel solar es una combinación dual de energías -la energía del amor y la energía de la voluntad o propósito-, cualidades del hilo de la vida. Cuando ambas dominan a la tercera energía, la de la mente, producen al hombre perfecto. Ellas explican el problema humano; indican al hombre su objetivo; justifican y definen la energía de la ilusión, y señalan el camino del desarrollo sicológico que conduce al hombre (desde el triángulo de la triplicidad y de la diferenciación) a través de la dualidad a la unidad."

Comentario
: Voluntad (Atma) que es el aspecto superior del ego y Amor (Buddi) que es el inmediato inferior, cuando están perfectamente integrados bajo la iluminación del propósito de la voluntad espiritual (Atma), dominan al aspecto inferior del ego (Manas o Mente) y mediante ella dirigen con sabiduría amorosa la personalidad (Cuaternario inferior).


El "triángulo de la triplicidad" se refiere a los tres cuerpos, a saber, físico, astral y mental, cuando no están unificados.

La "dualidad" es un segundo estadio de desarrollo del hombre -que cuesta a veces muchos años conseguir- que consiste en el dominio de la energía de Atma, unificada con Buddi, sobre el Cuaternario inferior unificado a su vez.

La "unidad" es un estadio de desarrollo del hombre que se consigue en las iniciaciones superiores, un estado de sabiduría, amor y poder empleados en el servicio de la humanidad y en conjunción con la Jerarquía del que poco podemos comprender en los escalones inferiores de aspiración espiritual. Sí podemos saber que consiste en el control de la energía del alma, Angel solar o ego por parte de la energía sublime de la Mónada (la chispa divina o trinidad en nosotros). De este modo, cuando la mónada está perfectamente unificada con el ego o Yo Superior, el hombre logra la unificación suprema y entra en el reino de la vida divina.

"Éstas son verdaderas prácticas, de allí la razón por la que los esotéricos ponen hoy predominante énfasis sobre la comprensión del Plan; lo mismo sucede en forma similar en el trabajo de los sicólogos al tratar de interpretar al hombre, y de allí también las diferencias respecto al mecanismo humano, de manera que al hombre se lo ve como quien dice, disecado en sus partes componentes. Se está reconociendo que la cualidad del hombre determina externamente el lugar que ocupa en la escala de la evolución, pero la sicología moderna de la escuela extremadamente materialista supone erróneamente que la cualidad del hombre está determinada por su mecanismo, mientras que el factor determinante es lo contrario."

Comentario: En este fragmento, el maestro sólo expresa la practicidad de estas verdades y una apreciación sobre el tremendo error de la psicología occidental que parte de lo inferior para explicar lo superior cuando la verdad es exactamente lo contrario.