La Sabiduría oriental considerada en cualquiera de sus variantes como pueden ser el Taoísmo o el Budismo Zen no busca la destrucción del Yo o Individualidad superior -llamados Ego o Alma en la Tesofía y Yo Real en el sistema del Cuarto Camino de Gurdjieff, por ejemplo-. Esta idea es un error que propagaron ciertos orientalistas eruditos occidentales y, a su vez, cierta teología cristiana, a causa de un mal entendimiento. ¿Cómo puede conseguirse una felicidad o conciencia de amor superior si desaparece el núcleo de conciencia que ha de experimentarla?
Lo que busca la realización superior o Samadhi en cualquiera de estas religiones, filosofías o variantes de la Sabiduría Arcana es "perderse" o fusionarse conscientemente en el mar de lo Infinito. Esto es, realizar una identificación con la Divinidad conservando la Individualidad consciente. Sólo es necesario comprender que esta Individualidad, Alma o Ego no es la personalidad inferior que se reduce a las experiencias físicas, emocionales o mentales relacionadas con la vida de los planos materiales o de tres dimensiones en que vivimos en el cuerpo físico.
Esta experiencia supone, al mismo tiempo, una no identificación con el razonamiento comparativamente lento y trabajoso de la mente inferior; una no identificación con los prejuicios y con la visión sólo material y burda de la vida. Sin embargo, esta no identificación no significa un desligarse de la individualidad, es decir, del Ego con mayúsculas, compuesto por la mente superior (Manas superior), la sabiduría amorosa (Buddi) y la voluntad trascendente (Atma).
Sin la conservación del Ego superior como sujeto d eesta experiencia no podría haber conciencia de beatitud o contemplación de Lo Innombrable o Bien Perfecto, como le llamaría Platón. Ni siquiera podría ocurrir el Samadhi o éxtasis superior. Si desaparecemos, es absurdo afirmar que se llega a ningún tipo de felicidad suprema o éxtasis. ¿Quién lo disfrutaría?
Es necesario para comprender este error estudiar despacio las diferentes partes del ser humano según la Sabiduría Arcana: la Personalidad inferior (cuerpo, emociones y mente inferior), El Ego o Alma, por otra parte, y, finalmente, la Mónada o Espíritu.
Normalmente se confunde la Personalidad inferior con la mente y el sentimiento superiores -Alma o Ego-. El Alma o Ego en el estado actual de la humanidad apenas la percibimos aunque nos "hable". No percibimos los destellos de intuición superior o felicidad superior que nos puedan llegar de ella en algún momento. Hasta que no se experimenta algo de todo esto, se confunde todo.
Uno de los poemas del Tao Te King dice: "El Tao que puede ser expresado no es el verdadero TAO ". Es decir, la Realidad Innombrable es para vivirla lo cual es dificil ya que la mente inferior dificulta conectar con la realidad Absoluta o Tao que no es otra que lo que los occidentales llamamos Dios.
Es necesario desprenderse de los prejuicios y conocimientos sólo válidos utilitariamente; es necesario llegar a rozar lo que llamamos "nada" a causa del materialismo, simplemente porque no se trata de algo perceptible por los sentidos.
Nos acercamos al Samadhi cuando profundizamos en esa "nada". Pero precisamente esa "nada" es el Absoluto ya que no es asimilable con nada captable por la experiencia sensible. Es el error de los ateos: Dios es "nada" (no existe), al no admitir como existente sino lo que penetra por los sentidos.
Vivir el Tao no es cuestión de fe. Una vez que se experimenta algo de esa maravillosa unión, aunque sea mínimamente, ya no hace falta creencia.
Juan Dianes Rubio
Lo que busca la realización superior o Samadhi en cualquiera de estas religiones, filosofías o variantes de la Sabiduría Arcana es "perderse" o fusionarse conscientemente en el mar de lo Infinito. Esto es, realizar una identificación con la Divinidad conservando la Individualidad consciente. Sólo es necesario comprender que esta Individualidad, Alma o Ego no es la personalidad inferior que se reduce a las experiencias físicas, emocionales o mentales relacionadas con la vida de los planos materiales o de tres dimensiones en que vivimos en el cuerpo físico.
Esta experiencia supone, al mismo tiempo, una no identificación con el razonamiento comparativamente lento y trabajoso de la mente inferior; una no identificación con los prejuicios y con la visión sólo material y burda de la vida. Sin embargo, esta no identificación no significa un desligarse de la individualidad, es decir, del Ego con mayúsculas, compuesto por la mente superior (Manas superior), la sabiduría amorosa (Buddi) y la voluntad trascendente (Atma).
Sin la conservación del Ego superior como sujeto d eesta experiencia no podría haber conciencia de beatitud o contemplación de Lo Innombrable o Bien Perfecto, como le llamaría Platón. Ni siquiera podría ocurrir el Samadhi o éxtasis superior. Si desaparecemos, es absurdo afirmar que se llega a ningún tipo de felicidad suprema o éxtasis. ¿Quién lo disfrutaría?
Es necesario para comprender este error estudiar despacio las diferentes partes del ser humano según la Sabiduría Arcana: la Personalidad inferior (cuerpo, emociones y mente inferior), El Ego o Alma, por otra parte, y, finalmente, la Mónada o Espíritu.
Normalmente se confunde la Personalidad inferior con la mente y el sentimiento superiores -Alma o Ego-. El Alma o Ego en el estado actual de la humanidad apenas la percibimos aunque nos "hable". No percibimos los destellos de intuición superior o felicidad superior que nos puedan llegar de ella en algún momento. Hasta que no se experimenta algo de todo esto, se confunde todo.
Uno de los poemas del Tao Te King dice: "El Tao que puede ser expresado no es el verdadero TAO ". Es decir, la Realidad Innombrable es para vivirla lo cual es dificil ya que la mente inferior dificulta conectar con la realidad Absoluta o Tao que no es otra que lo que los occidentales llamamos Dios.
Es necesario desprenderse de los prejuicios y conocimientos sólo válidos utilitariamente; es necesario llegar a rozar lo que llamamos "nada" a causa del materialismo, simplemente porque no se trata de algo perceptible por los sentidos.
Nos acercamos al Samadhi cuando profundizamos en esa "nada". Pero precisamente esa "nada" es el Absoluto ya que no es asimilable con nada captable por la experiencia sensible. Es el error de los ateos: Dios es "nada" (no existe), al no admitir como existente sino lo que penetra por los sentidos.
Vivir el Tao no es cuestión de fe. Una vez que se experimenta algo de esa maravillosa unión, aunque sea mínimamente, ya no hace falta creencia.
Juan Dianes Rubio
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