En esta ocasión deseo compartir con quien pueda arribar a esta humilde página dos de los grandes espejismos que nos afectan aún hoy: el espejismo del materialismo y el del amor.
Poco se puede decir de estos dos tópicos que, en gran parte, están bastante manidos a fuerza de haber sido expuestos como aspectos negativos de la personalidad por parte de toda clase de corrientes éticas, religiosas y esotéricas.
El materialismo, que no el allegar a nuestras vidas el correcto bienestar y los bienes necesarios para realizar la meta que consideremos que debemos realizar en ella, es algo que la mayoría de las personas coincide en considerar negativo pero es uno de esos temas que, en la práctica, nos arrastra a gastar nuestras mejores energías, en lugar de emplearlas en despertar nuestro ser interior y en buscar la auténtica realización o Gran Liberación.
El espejismo del amor es quizás el que más engatusa hoy día a la mayoría de las personas que se encuentran aún demasiado inmersas en la personalidad y que han tomado poco contacto o casi ninguno con el aspecto energético de su alma. Es fácil dejarse deslumbrar por este espejismo ya que es usado a diario por los intereses económicos presentándolo en todo tipo de ocasiones -desde el cine a los anuncios pasando por la literatura- como algo casi absoluto y que justifica casi todo. El gran error existe mayormente, pero no sólo, en que confundimos el amor como energía del alma que no excluye la inteligencia ni la voluntad -y que es de gran altura de ideales- con sentimientos más o menos espurios fruto de kama-manas. Por otra parte -y relacionado también con esto anterior- el error, aún más dificil de comprender por la mayoría, de confundir el amor con el afecto o energía astral plagada frecuentemente también de egoísmo.
Escuchemos la sabiduría que El Tibetano nos transmite.
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"Permítanme ahora elucidar más detalladamente estos espejismos.
El espejismo del materialismo es la causa de la presente angustia mundial, pues lo que llamamos problema económico no es más que el resultado de este espejismo particular. En el transcurso de las épocas este espejismo ha despertado cada vez más el interés de la raza, hasta que hoy todo el mundo ha sido arrastrado al ritmo de los intereses monetarios. Siempre ha existido un ritmo que emana de los niveles del alma, establecido por Aquéllos que se han liberado del control de las necesidades materiales, de la esclavitud del dinero y del amor a las posesiones. Actualmente ese ritmo superior es proporcional al espejismo de ritmo inferior, y de allí que todo el mundo piensa cómo salir de la actual encrucijada materialista. Esas almas que permanecen en la luz, y se hallan en la cumbre de la montaña de la liberación, y las que están saliendo de las brumas del materialismo, son bastante como para realizar un trabajo definido en conexión con la disipación de este tipo de espejismo. La influencia de sus pensamientos, palabras y vidas puede efectuar, y efectuará, un reajuste de valores y logrará establecer un nuevo nivel de vida para la raza, basados en una clara visión, un correcto sentido de proporción y en la comprensión de la verdadera naturaleza de la relación que existe entre el alma y la forma, el espíritu y la materia. Aquello que llenará una necesidad vital y real, siempre existe dentro del plan divino. Lo que es innecesario para la correcta expresión de la divinidad y para una vida plena y rica puede ser obtenido y poseído, pero únicamente a costa de perder lo más real y de la negación de lo esencial.
Sin embargo, los estudiantes deben recordar que lo necesario varía de acuerdo a la etapa de evolución alcanzada por el individuo. Para algunas personas, por ejemplo, el poseer cosas materiales puede ser una experiencia espiritual tan grande y una enseñanza tan poderosa en la vida, como los anhelos más elevados y los requisitos menos materiales del místico o del ermitaño. Estamos clasificados de acuerdo a nuestras acciones, al punto de vista y al lugar que ocupamos en la escala evolutiva.
Realmente se nos clasifica por nuestro punto de vista y no por lo que le exigimos a la vida. El hombre espiritualmente orientado, que ha puesto sus pies en el Sendero de Probación y no trata de expresar sus convicciones, será juzgado tan duramente y pagará tan elevado precio como el más materialista -aquél cuyos deseos están centrados en las cosas sustanciales. Tengan esto en cuenta y no se erijan en jueces ni desprecien a nadie.
El espejismo del materialismo comienza a disminuir perceptiblemente. Los pueblos del mundo están entrando en la experiencia del desierto; allí se darán cuenta de cuán poco se necesita para llevar una vida plena y adquirir experiencia y verdadera felicidad. El insaciable deseo de las posesiones no es considerado tan honorable como antes, y el deseo por las riquezas ya no genera codicia como en la primitiva historia racial. Las cosas y las posesiones se deslizan de las manos de quienes hasta ahora las sujetaban; sólo cuando el hombre permanezca con las manos vacías y adquiera una nueva norma de valores recuperará el derecho a la propiedad y a la posesión. Cuando el hombre carezca de deseos y no busque nada para el yo separado, recuperará la responsabilidad por los bienes materiales; entonces su punto de vista estará libre de ese espejismo particular y las brumas del deseo astral serán aminoradas.
Muchas otras formas de ilusión pueden aún dominar, pero el espejismo del materialismo habrá
desaparecido, siendo el primero destinado a hacerlo. Convendría que los estudiantes recordaran qué clase de posesiones y objetos materiales -ya sea el dinero, una casa, un cuadro, un automóvil- tienen una vida propia intrínseca, una emanación propia y una actividad que es esencialmente la de su innata estructura atómica -puesto que un átomo es una unidad de energía activa. Esto produce su contraparte en el mundo de la vida etérica y astral, aunque no en el mundo mental. Estas formas sutiles y emanaciones características aumentan la potencia del mundo de deseo, contribuyen al espejismo mundial y forman parte de ese grande y poderoso mundo brumoso que se halla en el arco involutivo, en el cual están sumergidos quienes se hallan en el arco ascendente. Los Guías de la Raza sienten la necesidad de estar alerta, mientras las fuerzas iniciadas por el hombre mismo proceden a despojarlo y liberarlo para que pueda caminar en el desierto. Allí, en las así denominadas circunstancias propicias, puede reajustar su vida y cambiar su modo de vivir, descubriendo, de esta manera, que la liberación de las cosas materiales acarrea consigo su propia belleza y recompensa, su propia alegría y gloria. Así es liberado para vivir la vida de la mente.
El espejismo del sentimiento mantiene esclavizada a la gente buena del mundo en una densa bruma de reacciones emocionales. La raza ha llegado a una etapa donde los hombres de buenas intenciones, que poseen real comprensión, se han liberado en parte del amor al oro (forma simbólica de referirme al espejismo del materialismo), truecan dicho deseo por el deber, las responsabilidades, el efecto que producen sobre otros y la comprensión sentimental de la naturaleza del amor. El amor, para mucha gente, en realidad para la mayoría, no es realmente amor sino una mezcla de deseo de amar y deseo de ser amado, más un deseo de realizar cualquier cosa para demostrar y evocar este sentimiento y, en consecuencia, sentirse más cómodo en su propia vida interna. El egoísmo de la persona que desea ser altruista es grande. Hay algunos sentimientos tributarios que convergen alrededor del sentimiento o deseo de demostrar esas características amables y agradables, evocando la correspondiente reciprocidad hacia el seudo amante o servidor, que aún está rodeado completamente por el espejismo del sentimiento.
Este seudo amor, basado principalmente en la teoría del amor y el servicio, caracteriza a innumerables relaciones humanas, tales como las existentes entre marido y mujer o padres e hijos. Ilusionados por un sentimiento hacia ellos y conociendo muy poco el amor del alma, que es libre en sí mismo y deja libres también a otros, deambulan en una densa bruma, hundiendo a menudo con ellos a quienes desean servir, esperando recibir afecto recíproco. Reflexionen sobre la palabra "afecto" y obtendrán su verdadero significado. Afecto no es amor, sino ese deseo que expresamos mediante un esfuerzo del cuerpo astral, afectando esa actividad nuestros contactos; tampoco es el espontáneo altruísmo del alma que no pide nada para el yo separado. Este espejismo del sentimiento aprisiona y confunde a toda la gente buena del mundo, imponiéndole obligaciones que no existen y produciendo un espejismo que debe ser disipado oportunamente mediante la difusión del amor verdadero y desinteresado."
Espejismo (Glamour). Un problema mundial, Fundación Lucis, Buenos Aires, Argentina, 1950, tercera edición en castellano año 2000, págs. 66-69.
Poco se puede decir de estos dos tópicos que, en gran parte, están bastante manidos a fuerza de haber sido expuestos como aspectos negativos de la personalidad por parte de toda clase de corrientes éticas, religiosas y esotéricas.
El materialismo, que no el allegar a nuestras vidas el correcto bienestar y los bienes necesarios para realizar la meta que consideremos que debemos realizar en ella, es algo que la mayoría de las personas coincide en considerar negativo pero es uno de esos temas que, en la práctica, nos arrastra a gastar nuestras mejores energías, en lugar de emplearlas en despertar nuestro ser interior y en buscar la auténtica realización o Gran Liberación.
El espejismo del amor es quizás el que más engatusa hoy día a la mayoría de las personas que se encuentran aún demasiado inmersas en la personalidad y que han tomado poco contacto o casi ninguno con el aspecto energético de su alma. Es fácil dejarse deslumbrar por este espejismo ya que es usado a diario por los intereses económicos presentándolo en todo tipo de ocasiones -desde el cine a los anuncios pasando por la literatura- como algo casi absoluto y que justifica casi todo. El gran error existe mayormente, pero no sólo, en que confundimos el amor como energía del alma que no excluye la inteligencia ni la voluntad -y que es de gran altura de ideales- con sentimientos más o menos espurios fruto de kama-manas. Por otra parte -y relacionado también con esto anterior- el error, aún más dificil de comprender por la mayoría, de confundir el amor con el afecto o energía astral plagada frecuentemente también de egoísmo.
Escuchemos la sabiduría que El Tibetano nos transmite.
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"Permítanme ahora elucidar más detalladamente estos espejismos.
El espejismo del materialismo es la causa de la presente angustia mundial, pues lo que llamamos problema económico no es más que el resultado de este espejismo particular. En el transcurso de las épocas este espejismo ha despertado cada vez más el interés de la raza, hasta que hoy todo el mundo ha sido arrastrado al ritmo de los intereses monetarios. Siempre ha existido un ritmo que emana de los niveles del alma, establecido por Aquéllos que se han liberado del control de las necesidades materiales, de la esclavitud del dinero y del amor a las posesiones. Actualmente ese ritmo superior es proporcional al espejismo de ritmo inferior, y de allí que todo el mundo piensa cómo salir de la actual encrucijada materialista. Esas almas que permanecen en la luz, y se hallan en la cumbre de la montaña de la liberación, y las que están saliendo de las brumas del materialismo, son bastante como para realizar un trabajo definido en conexión con la disipación de este tipo de espejismo. La influencia de sus pensamientos, palabras y vidas puede efectuar, y efectuará, un reajuste de valores y logrará establecer un nuevo nivel de vida para la raza, basados en una clara visión, un correcto sentido de proporción y en la comprensión de la verdadera naturaleza de la relación que existe entre el alma y la forma, el espíritu y la materia. Aquello que llenará una necesidad vital y real, siempre existe dentro del plan divino. Lo que es innecesario para la correcta expresión de la divinidad y para una vida plena y rica puede ser obtenido y poseído, pero únicamente a costa de perder lo más real y de la negación de lo esencial.
Sin embargo, los estudiantes deben recordar que lo necesario varía de acuerdo a la etapa de evolución alcanzada por el individuo. Para algunas personas, por ejemplo, el poseer cosas materiales puede ser una experiencia espiritual tan grande y una enseñanza tan poderosa en la vida, como los anhelos más elevados y los requisitos menos materiales del místico o del ermitaño. Estamos clasificados de acuerdo a nuestras acciones, al punto de vista y al lugar que ocupamos en la escala evolutiva.
Realmente se nos clasifica por nuestro punto de vista y no por lo que le exigimos a la vida. El hombre espiritualmente orientado, que ha puesto sus pies en el Sendero de Probación y no trata de expresar sus convicciones, será juzgado tan duramente y pagará tan elevado precio como el más materialista -aquél cuyos deseos están centrados en las cosas sustanciales. Tengan esto en cuenta y no se erijan en jueces ni desprecien a nadie.
El espejismo del materialismo comienza a disminuir perceptiblemente. Los pueblos del mundo están entrando en la experiencia del desierto; allí se darán cuenta de cuán poco se necesita para llevar una vida plena y adquirir experiencia y verdadera felicidad. El insaciable deseo de las posesiones no es considerado tan honorable como antes, y el deseo por las riquezas ya no genera codicia como en la primitiva historia racial. Las cosas y las posesiones se deslizan de las manos de quienes hasta ahora las sujetaban; sólo cuando el hombre permanezca con las manos vacías y adquiera una nueva norma de valores recuperará el derecho a la propiedad y a la posesión. Cuando el hombre carezca de deseos y no busque nada para el yo separado, recuperará la responsabilidad por los bienes materiales; entonces su punto de vista estará libre de ese espejismo particular y las brumas del deseo astral serán aminoradas.
Muchas otras formas de ilusión pueden aún dominar, pero el espejismo del materialismo habrá
desaparecido, siendo el primero destinado a hacerlo. Convendría que los estudiantes recordaran qué clase de posesiones y objetos materiales -ya sea el dinero, una casa, un cuadro, un automóvil- tienen una vida propia intrínseca, una emanación propia y una actividad que es esencialmente la de su innata estructura atómica -puesto que un átomo es una unidad de energía activa. Esto produce su contraparte en el mundo de la vida etérica y astral, aunque no en el mundo mental. Estas formas sutiles y emanaciones características aumentan la potencia del mundo de deseo, contribuyen al espejismo mundial y forman parte de ese grande y poderoso mundo brumoso que se halla en el arco involutivo, en el cual están sumergidos quienes se hallan en el arco ascendente. Los Guías de la Raza sienten la necesidad de estar alerta, mientras las fuerzas iniciadas por el hombre mismo proceden a despojarlo y liberarlo para que pueda caminar en el desierto. Allí, en las así denominadas circunstancias propicias, puede reajustar su vida y cambiar su modo de vivir, descubriendo, de esta manera, que la liberación de las cosas materiales acarrea consigo su propia belleza y recompensa, su propia alegría y gloria. Así es liberado para vivir la vida de la mente.
El espejismo del sentimiento mantiene esclavizada a la gente buena del mundo en una densa bruma de reacciones emocionales. La raza ha llegado a una etapa donde los hombres de buenas intenciones, que poseen real comprensión, se han liberado en parte del amor al oro (forma simbólica de referirme al espejismo del materialismo), truecan dicho deseo por el deber, las responsabilidades, el efecto que producen sobre otros y la comprensión sentimental de la naturaleza del amor. El amor, para mucha gente, en realidad para la mayoría, no es realmente amor sino una mezcla de deseo de amar y deseo de ser amado, más un deseo de realizar cualquier cosa para demostrar y evocar este sentimiento y, en consecuencia, sentirse más cómodo en su propia vida interna. El egoísmo de la persona que desea ser altruista es grande. Hay algunos sentimientos tributarios que convergen alrededor del sentimiento o deseo de demostrar esas características amables y agradables, evocando la correspondiente reciprocidad hacia el seudo amante o servidor, que aún está rodeado completamente por el espejismo del sentimiento.
Este seudo amor, basado principalmente en la teoría del amor y el servicio, caracteriza a innumerables relaciones humanas, tales como las existentes entre marido y mujer o padres e hijos. Ilusionados por un sentimiento hacia ellos y conociendo muy poco el amor del alma, que es libre en sí mismo y deja libres también a otros, deambulan en una densa bruma, hundiendo a menudo con ellos a quienes desean servir, esperando recibir afecto recíproco. Reflexionen sobre la palabra "afecto" y obtendrán su verdadero significado. Afecto no es amor, sino ese deseo que expresamos mediante un esfuerzo del cuerpo astral, afectando esa actividad nuestros contactos; tampoco es el espontáneo altruísmo del alma que no pide nada para el yo separado. Este espejismo del sentimiento aprisiona y confunde a toda la gente buena del mundo, imponiéndole obligaciones que no existen y produciendo un espejismo que debe ser disipado oportunamente mediante la difusión del amor verdadero y desinteresado."
Espejismo (Glamour). Un problema mundial, Fundación Lucis, Buenos Aires, Argentina, 1950, tercera edición en castellano año 2000, págs. 66-69.
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