"[...]. Hablando simbólicamente, les diré que el cuerpo astral planetario (observado desde los niveles del alma) está perdido en las profundidades de la bruma que lo envuelve. Durante la noche, al observar un cielo despejado, se ven estrellas, soles y planetas brillando con un fulgor claro y frío y una luz centelleante que atraviesa muchos millones de millas (o años luz, como se los denomina), hasta que el ojo humano capta y registra la existencia de esas brillantes estrellas. Sin embargo, si observan el cuerpo astral del planeta, siempre que puedan hacerlo, no verán ese claro fulgor sino simplemente una lóbrega esfera con apariencia de vapor, niebla y bruma -bruma de tal densidad y espesor que indicaría ser no sólo impenetrable sino de condiciones desfavorables para la vida. A pesar de ello, nosotros, los Instructores de lo interno, vamos y venimos y la atravesamos; en esa bruma –viendo todas las cosas deformadas y distorsionadas- trabajan los hijos de los hombres. Algunos están tan habituados a la bruma y a la densidad que no se enteran de su existencia, considerándolas correctas y buenas y un lugar irreemplazable para vivir. Otros han captado tenues vislumbres de un mundo más luminoso, en el que pueden verse formas y figuras más perfectas, donde la bruma no oculta una realidad tenuemente percibida -aunque no sepan qué es esa realidad. Aún otros, como por ejemplo ustedes, ven ante sí un sendero abierto que conduce a la clara luz del día. Sin embargo ignoran todavía que a medida que recorren el sendero, y en el Sendero mismo, deben trabajar activa e inteligentemente con el circundante espejismo, siguiendo la huella marcada por aquéllos que se han liberado de las nieblas circundantes y han pasado a un mundo de horizontes más claros. Gran parte del tiempo empleado por los discípulos en el Sendero constituye un proceso de inmersión casi cíclica en el espejismo y la bruma, alternando con momentos de claridad y visión."
Espejismo (Glamour). Un problema mundial, Fundación Lucis, Buenos Aires, Argentina, 1950, tercera edición en castellano año 2000, pág. 63.
Espejismo (Glamour). Un problema mundial, Fundación Lucis, Buenos Aires, Argentina, 1950, tercera edición en castellano año 2000, pág. 63.
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El Maestro El Tibetano se refiere en este texto a las brumas del plano astral del planeta Tierra que se traducen en el mundo interior en las brumas en que se mueve nuestra visión. Esta visión que no nos deja construir auténticos juicios adaptados a la realidad en ninguno de sus aspectos es producto de la mente inferior o concreta contaminada por el mundo astral.
Se trata de la mente llamada por H. P. Blavatsky, Kama-Manas que se compone de energía y materia del cuerpo mental mezclada con emociones de nuestra naturaleza biológica.
Estos instintos, producto de nuestra vida astral durante cientos de miles de años en los cuales no podemos enorgullecernos de muchos de nuestros actos ni individuales ni en grupos a diversos niveles conforme se ha desarrollado nuestra historia, son los que han ido creando un mundo astral saturado de pensamientos-emociones que asaltan y conquistan en los planos internos, pero experimentables enla vida cotidiana por todos nosotros, a quienes a ellos se exponen.
Dejemos hablar a este maestro que tanto está haciendo por la humanidad cumpliendo el mandato de la Jerarquía Planetaria de dar al mundo dosis cada vez más profundas de este conocimiento oculto inmemorial:
"Cuatro cosas necesitan captar los que trabajan con el espejismo; cuatro reconocimientos básicos que, cuando se comprendan, servirán para aclarar e iluminar y, por lo tanto, enderezar su camino:
1. Cada ser humano se encuentra en un circundante mundo de espejismo, resultado de:
a. Su propio pasado, con su erróneo pensar, sus deseos egoístas y la errónea interpretación del propósito de la vida. No hay ni ha habido comprensión del designado propósito de la vida, tal como lo ha visualizado el alma, y no podrá haberlo hasta que no exista cierta definida organización del cuerpo mental.
b. La "vida de deseo", pasada y presente, de su familia, la cual se hace cada vez más poderosa a medida que transcurre la evolución; la vida de deseo del grupo familiar se acentúa y destaca, constituyendo entonces tendencias y características sicológicas heredadas y manifestadas.
c. El espejismo nacional, suma total de la vida de deseo, más las ilusiones de cualquier nación.
Estas características se denominan nacionales y son tan persistentes y marcadas que se las reconoce generalmente como encarnando rasgos sicológicos nacionales. Están basadas, por supuesto, en las tendencias de rayo, la historia y las interpretaciones mundiales, y constituyen en sí mismas un espejismo, del cual debe zafarse cada nación a medida que avanza hacia la comprensión de la realidad y su identificación con ella.
d. Una ampliación de la idea anterior hasta abarcar lo que llamamos espejismo racial, empleando la palabra raza para denominar a la humana. Constituye un espejismo o serie de espejismos muy antiguos, deseos arraigados, poderosas aspiraciones de cualquier clase, y definidas formas de creación humana que -fluídas, envolventes y palpitando con vida dinámica- tratan de retener la conciencia de la humanidad en el plano astral. Este espejismo lo constituye el dinero y su valor material, deseo ilusorio que se extiende como densa bruma, obstruyendo la visión de la verdad y distorsionando la mayor parte de los valores humanos.
2. Se ha de comprender que esta bruma, espejismo que envuelve a la humanidad en esta época, es una cosa sustancial y definida y ha de tratársela como tal. El discípulo o aspirante que intente disipar el espejismo, ya sea en su propia vida o como servicio prestado al mundo, debe reconocer que está trabajando con sustancia, destruyendo las formas que ha asumido y desintegrando la sustancia material omniabarcante, que es materia en el mismo sentido en que las formas mentales son cosas sustanciales pero (y he aquí un punto muy importante) de naturaleza menos sustancial que las formas adoptadas por el espejismo en el plano astral. Siempre nos inclinamos a considerar que los pensamientos "son cosas" que tienen vida, forma y un propósito propios. Sin embargo, poseen una existencia más singular y separada, con contornos claramente definidos y delineados. Las formas que adopta el espejismo en el plano astral son más sustanciales, pero menos definidas. Las formas mentales son dinámicas, penetrantes, bien definidas y delineadas. Los espejismos son sofocantes, difusos y envolventes. El individuo se sumerge en ellos como en un océano o "mar de niebla". Las formas mentales lo enfrentan, pero no lo sumergen. Podría decirse que el cuerpo astral de una persona viene a la existencia como parte del espejismo mundial general; le resulta difícil diferenciar entre su propio cuerpo astral y los espejismos que lo afectan, lo impelen y lo sumergen. Su problema, en el plano mental, es más claro y definido, aunque igualmente difícil.
3. El espejismo astral constituye una forma de energía de gran potencia debido a tres factores:
a. Constituye un ritmo tan antiguo, inherente a la sustancia astral misma, que le resulta difícil al ser humano percibirlo o comprenderlo, siendo el resultado de una larga actividad del deseo humano.
b. Es parte integrante de la propia energía del hombre, que es para él la línea de menor resistencia y parte también de un gran proceso mundial y del proceso de la vida individual; en sí mismo no es erróneo, sino un aspecto de la realidad. La comprensión de esto complica lógicamente las ideas del hombre al respecto.
c. Además es de naturaleza definidamente atlante, habiendo llegado a una etapa muy elevada de desarrollo en esa raza, En consecuencia, sólo puede ser disipado finalmente por la raza aria, utilizando la correcta técnica. El individuo que está aprendiendo a disipar el espejismo tiene que hacer dos cosas:
1. Permanecer en el ser espiritual.
2. Mantener la mente firme en la luz.
Por lo antedicho puede deducirse que la energía del plano astral, a medida que se expresa en la sensual vida de deseo de la raza, produce los principales espejismos de la humanidad, que sólo pueden ser disipados, dispersados y disgregados mediante la introducción de la energía superior de la mente, impulsada por el alma.
4. Los espejismos que esclavizan a la humanidad son:
a. El espejismo del materialismo.
b. El espejismo del sentimiento.
c. El espejismo de la devoción.
d. El espejismo de los pares de opuestos.
e. El espejismo del Sendero."
Espejismo (Glamour). Un problema mundial, Fundación Lucis, Buenos Aires, Argentina, 1950, tercera edición en castellano año 2000, págs. 64-66.
Hasta aquí la exposición del presente texto. Continuaremos publicando fragmentos de esta enseñanza sobre el Espejismo tan beneficiosa -si se extiende su conocimiento- para una humanidad que se halla hoy en muchos de sus miembros, a pesar del peligro del Espejismo, más preparada que nunca para que esta enseñanza vaya dejando de ser esotérica y pase a ser exotérica o de dominio común.
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