Los ciegos ante el ser trascendente

“Los ciegos para el Ser pasan, incluso, por ser los únicos que ven de verdad.”
Martin Heidegger

jueves, 13 de enero de 2011

La mayor contaminación: la contaminación del odio


La mayor contaminación imaginable en este planeta -o en otro cualquiera- es aquella que afecte a lo más fundamental del ser humano, la que más afecte al ser esencial humano, y, por tanto, la que mayor daño puede hacer.

Pensemos libremente fuera de toda doctrina o adiestramiento educativo y cultural: ¿Qué es lo más esencial que une al ser humano?  Lógicamente,  aquello que lo une a nivel más profundo, puesto que es el lazo que será más dificil disolver. ¿Y qué será más profundo en el ser humano? La historia lo confirma. Sólo existe una fuerza que haya saltado por encima de fanatismos, ideologías, filosofías, religiones, razas y demás adoctrinamientos del cerebro humano; me refiero al amor. No al amor sentimentaloide ni al amor interesado, sino al amor impersonal universal. Al que busca el mayor bien para todos y en todas las circunstancias, de la mejor manera posible.

Pensemos, en consecuencia, que no existe mayor polución que el odio ni nada mas disolvente, puesto que es lo contrario de este amor universal impersonal.

Pueden existir y existen muchos males políticos nacionales e internacionales; males sociales, ideológicos, religiosos y, razonando, pueden ser vistos y no pueden negarse y se debe luchar contra ellos, pero no existe mayor mal que el odio.

Por mi parte, a causa de esta convicción, me mantengo lejos de todo adoctrinamiento -por muy bueno que parezca- que conduzca a corto plazo o a largo plazo al odio.

Doctrinas aparentemente buenas, pero fundamentalistas y radicales, como diversas doctrinas filósoficas que desembocaron luego en ideologias y en doctrinas políticas, dieron más tarde su fruto del odio y produjeron luego millones de muertos.

Estemos con los ojos de la libertad del corazón y de la inteligencia bien abiertos pues no existe nada peor que el odio.

Si alguna reflexión o doctrina propone o roza el odio es falsa con toda seguridad.

4 comentarios:

  1. Por mi parte, ni doctrinas del amor ni del odio, amar por doquier te vuelve igual de miserable que odiar por doquier. Recordemos a Benoist:

    «No perdonar nunca; olvidar mucho. No odiar nunca; despreciar a menudo. Sentimientos plebeyos: el odio, el rencor, la susceptibilidad, la vanidad, la avaricia. El odio, lo contrario del desprecio; el rencor, lo contrario del olvido; la susceptibilidad y la vanidad, lo contrario del orgullo; la avaricia, lo contrario de la riqueza. De todos esos sentimientos, el más despreciable es el resentimiento. Decía Nietzsche: "Se acerca el tiempo del más despreciable de los hombres, el que ni siquiera es ya capaz de despreciarse a sí mismo"».
    Alain de BENOIST, Más allá de la derecha y de la izquierda

    Por mi parte, nada más empalagoso que alguien poseído por la idea del amor.

    Quizá te interese:

    http://www.mundodaorino.es/2009/10/max-stirner-el-unico-y-su-propiedad-iii.html

    Espero no haberte ofendido, Juan. Al menos sé que no me vas a odiar, jeje...

    Un abrazo.

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  2. Todo esto es muy profundo, amigo Daorino.

    Dice Benoist: "No perdonar nunca; olvidar mucho. No odiar nunca; despreciar a menudo". Yo puedo entenderlo en el sentido de que olvidar es ya "perdonar". Porque, ¿es que acaso se puede perdonar en sentido estricto? Creo que no podemos, ya que cada cual debe hacer frente a las consecuencias de sus actos. ¿Puede alguien perdonarme que le haya causado un gran mal en su vida? No; yo tendré sobre mí todo el karma (como lo llaman los orientales) terrible de ese acto y tendré que afrontarlo en mi vida y tratar de restituir convenientemente para salir de él. Nadie puede sustituirme en desprenderme de esa carga.

    En ese sentido no podemos perdonar y, además es inútil e inoperante. Podemos olvidar, en efecto y ya es muchísimo. Por otro lado entiendo "despreciar" como quitar aprecio: "des-preciar". Y también es inevitable: no puedo apreciar ese acto horrible al que nos referimos y la persona que lo ha efectuado, al cual tampoco puedo perdonar.

    De ahí que esté de acuerdo con Benoist y, por tanto, contigo en esto.

    De acuerdo que "nada más empalagoso que alguien poseído por la idea del amor". Pero es que después de leerlo no has tenido en cuenta esta parte del post, estimado Daorino: "Sólo existe una fuerza que haya saltado por encima de fanatismos, ideologías, filosofías, religiones, razas y demás adoctrinamientos del cerebro humano; me refiero al amor. No al amor sentimentaloide ni al amor interesado, sino al amor impersonal universal.". Es decir que no me refiero al "amor sentimentaloide". Aquí reside todo el núcleo de lo que hay que meditar para entender lo que es el amor de verdad, o sea, "el amor universal impersonal" tal como digo.

    No ni mucho menos me siento ofendido. Al revés, te sigo apreciando positivamente, sin resentimientos ni sentirse ofendido, ja,ja. Sabes que procuro vivir lo que digo.

    Muchas gracias por un comentario que cala hondo y analiza sutilmente el tema. Creo que coincidimos más de lo que la cáscara de las palabras en su superficie y en su hipnotismo de la mente inferior pretende hacer creer. Leeré con atención el post que me señalas en tu comentario.

    Un abrazo.

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  3. Hola, Juan:

    Como ya he visto los anteriores posts, espero que no te importe, que deje mi huella en este que me ha parecido muy interesante.

    No sólo la contaminación puede ser de polución o humo, también existe otra clase de contaminación, si no también, los sentimientos negativos pueden hacer mucho daño al interior de los demás.

    Transmitamos amor y paz a los demás, porque de esta forma, el oxígeno será más puro para todos.

    Un placer, leerte, Juan.

    Y gracias por dejar en mi pluma un comentario tan bonito.

    Un beso.

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  4. No solamente no me importa sino que me ha agradado mucho ver tu comentario de nuevo. Gracias, María.

    Para mí es un placer comentar en un blog tan lleno de sentimientos e ideas importantes como el tuyo.

    Un abrazo, María.

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